¡Hay aún una esperanza en el país!
Una revuelta, una revolución armada como tal, nacida desde las bases de una sociedad mexicana inconforme, difícilmente se dará: las coyunturas en las que pudo brotar un estallido social organizado se han generado y las manifestaciones has sido aisladas (Michoacán, Guerrero, Oaxaca y el DF) empero el país está tranquilo.
Pese a la abstención mostrada en las elecciones, de no creencia en campañas, en partidos, pese a no votar ni a creer en gobiernos, la sociedad mexicana continúa en su actividad cotidiana, pasiva, pero inconforme, molesta pero pacífica.
Viene un cierre de año complicado y, más aún, el panorama para el año 2016 es incierto: la devaluación del peso frente al dólar y la baja de los precios del petróleo terminan por impactar en un mayor costo de vida por el alza en precios y servicios además de los recortes presupuestales en los tres niveles de gobierno.
Nuestra responsabilidad
México no es una sociedad vigilante de los intereses nacionales. Nosotros como ciudadanos no observamos con mayor profundidad el curso de la nación. Mucho menos nos involucramos en incidir en las decisiones de senadores; de diputados; alcaldes o funcionarios de gobierno. Pese a que vemos que hay malas aplicaciones no actuamos. No nos organizamos. La política y la tarea de gobierno la hemos dejado a los políticos y a los gobernantes – cuando al acontecer es una tarea de todos –
Como sociedad buscamos la salida fácil de que nuestra vos no es escuchada; de que nuestras opiniones no son tomadas en cuenta. Y esta, precisamente, es la justificación para alejarnos más de las decisiones de comunidad; de ciudad; de estado y de nación.
Somos un pueblo indiferente y los legisladores y gobernantes regularmente no saben escuchar. Agregar que la vocación de servicio es escasa y que donde quiera campea la corrupción. El cúmulo de intereses y la falta de transparencia. Parece que estamos perdidos.
Pese a todo este panorama, como no ha despertado ese México bronco, a la base social mexicana no le queda más que trabajar y tener esperanza.
Hay nuevos diputados federales
En este mes de septiembre inicia la LXIII Legislatura.
Por lo pronto el Partido Revolucionario Institucional na por reencontrarse con la sociedad. Por flexibilizar la reforma fiscal, en la búsqueda de ordenar los pagos de impuestos (donde todos tenemos que contribuir sin excepción).
El Partido Acción Nacional por su parte, promueve la ley secundaría del Sistema Nacional Anticorrupción – de su iniciativa-.
El Partido de la Revolución Democrática trae una enorme pérdida de fuerza; de desgaste y sus conflictos internos son so agenda cotidiana.
Hay un Partido Verde Ecologista desgastado en los medios, pero con simpatía popular. Sin embargo, le está costando trabajo llegar a las bases. Organizarlas.
Y un Partido Morena que crece de manera sorpresiva, con un Andrés Manuel López Obrados que sigue vigente para el 2018, pese a su avanzada edad.
De mucha madurez política, para sacar esta legislatura, para sacar adelante este país que se tambalea pero que no se cae.
Cambios en el gabinete
Hay cambios en el gabinete de Enrique Peña Nieto que tiene como función principal el que haya más candidatos a la presidencia de la República por el PRI, y no limitar los aspirantes a dos o tres.
Tenemos un presidente muy desgastado en los medios y de muy baja aceptación entre la sociedad.
¡La situación en nuestro país sigue complicándose, pero parece que aún hay esperanza!
Por: @periodistafrg
Los diputados y diputadas entrantes toman sus curules en septiembre y terminan en el año 2018. Para esas fechas, tendrán la oportunidad de buscar la reelección y es allí donde podrán ser castigad@s por el electorado.
Por lo pronto en la ciudad de México se acomodan los grupos parlamentarios para integrar una agenda legislativa común y este es el primer gran reto: el que se ponga de acuerdo con los del PRI; los del PAN; los del PRD y los del Verde Ecologista; Morena y del Movimiento Ciudadano.